La hipertensión puede producirse por alteraciones en los vasos sanguíneos ( fundamentalmente las arterias), por alteraciones en la regulación de la función renal o por secreción patológica de alguna de las hormonas implicadas en el control de la tensión arterial ( adrenalina, renina-angiotensina etc). Por tanto cualquier fallo en uno de esos sistemas puede producir hipertensión arterial.
La causa más frecuente de alteraciones vasculares es la arterioesclerosis, es decir, el endurecimiento de la pared vascular. De esta manera los vasos van perdiendo progresivamente la capacidad de relajación y ello puede producir un aumento de los valores de presión arterial. Si utilizamos el ejemplo de la manguera al que se recurre muchas veces para explicar las enfermedades vasculares, la arterioesclerosis produciría una especie de endurecimiento de las paredes de la manguera que poco a poco iría disminuyendo la luz y que además dificultaría la dilatación de la manguera cuando por su interior circule líquido.
En cuanto a las enfermedades renales son muchas las que pueden producir una disminución de la filtración que suponga un aumento de volumen intravascular que el cuerpo no puede asumir sin sufrir un aumento de la presión arterial. Glomerulonefritis, nefritis tubulointersticiales…están entre las más importantes. También la arterioesclerosis de los vasos renales puede contribuir a la hipertensión por dificultad en la acción del riñón.
Por último alteraciones en la secreción hormonal pueden estar implicadas en la hipertensión arterial. Así tumores productores de adrenalina o sus precursores, alteraciones en el eje renina-angiotensina, alteraciones en el metabolismo de los mineralocorticoides etc pueden ser causa de hipertensión.
Una vez dicho esto, es importante aclarar que la inmensa mayoría de las hipertensiones arteriales son lo que se conoce como hipertensiones idiopáticas, es decir, hipertensión que no podemos achacar a ninguna causa concreta. Tanto es así que salvo que la hipertensión presente características anormales ( presencia en edades jóvenes por ejemplo) no se realiza un estudio de la causa porque se asume que no se va a encontrar ninguna alteración.
En lo que se refiere a las consecuencias, la hipertensión puede producir daños casi en cualquier órgano debido al daño sobre los vasos de los distintos órganos. Como ya hemos contado en nuestro blog, la hipertensión aumenta el riesgo de sufrir infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares, trombosis venosas retinianas, enfermedad renal etc.
Un caso especial es el del riñón. El riñón está muy relacionado con la hipertensión porque puede ser causa de ella pero también porque es uno de los órganos que puede verse dañado cuando existe hipertensión.
Por ello es importante un control adecuado de la tensión arteria para conseguir una buena salud.